Comentario
El teatro tradicional japonés es uno de los más ricos espectáculos visuales que pueden encontrarse hoy día. Las viejas formas teatrales Noh, Kabuki, Kyogen y Bunraku siguen contando con un público fiel. Amalgama de antiguas danzas y formas escénicas llevada al máximo de su intensidad dramática durante la Edad Media por Kan'ami y Zeami, el teatro Noh es una mascarada musical que mezcla drama y danza.
La mayoría de las piezas Noh consisten en un conflicto dramático protagonizado por un espíritu atormentado (shite) y un sacerdote o acompañante (waki). En el teatro Noh la acción se representa mediante la danza, una expresión que alcanza mayor dramatismo a medida que crece la tensión. Si la danza es, al comienzo, lenta y pausada, progresivamente crece hasta alcanzar una controlada intensidad. Flauta, tambores y voces acompañan el movimiento de los actores, que visten, especialmente el shite, máscaras y ricas vestimentas de brocado. Las máscaras, importantísimas, pueden representar un personaje o un estereotipo, así como un estado de ánimo o una condición espiritual. Los actores distorsionan su voz, dotándola de una dimensión ultraterrena y consiguiendo con ella, junto con sus movimientos, expresar un amplísimo abanico de emociones.
Originalmente el teatro Noh se representaba en santuarios, templos o al aire libre. Tras el periodo Edo se dota de un escenario y otras estructuras. El escenario principal se proyecta hacia la audiencia, pudiendo transcurrir la acción tanto aquí como en una pasarela anexa. Todas las obras, representadas con mucha austeridad, tienen lugar delante de un telón de fondo con un viejo pino. El flautista y los tamborileros se sientan en el último plano, mientras que el coro se halla a la izquierda de los actores.